Lo habitual es que en el blog hablaremos de cómo mejorar el proceso de preparación de pedidos en el almacén, desde que llegan hasta que están en manos del cliente. Pero en esta ocasión vamos a tratar sobre los pedidos, pero en el sentido contrario: el que llega desde las manos del cliente hasta el fabricante. Lo que técnicamente se denomina como logística inversa.
Este término, logística inversa, utilizado para definir el proceso completo que siguen los pedidos devueltos por el cliente, es, en ocasiones, un gran desconocido, y, sin duda, no suele recibir las consideraciones necesarias. Es una oportunidad para la empresa instalar un sistema de logística inversa efectivo, pero, sobre todo, existen importantes potenciales perjuicios si no se estipula. Estos, principalmente, pueden tener repercusiones en la reputación de la compañía.
Con el imparable aumento del comercio online, la tendencia logística derivada de los últimos tiempos y las cada vez mayores exigencias del consumidor, disponer un sistema de logística inversa realmente eficaz ha adquirido una importancia considerable.
Crear un método de gestión de las devoluciones es necesario para la empresa. Una devolución no significa necesariamente que el producto esté mal, sino, sencillamente, que el cliente no lo desea. Las empresas deben asumir esta posibilidad y tratar de convertir un hecho que inicialmente podría resultar ser un problema, la devolución, en una oportunidad.
Este procedimiento implica la inversión de productos desde el cliente o el punto de consumo de vuelta al proveedor o punto de origen, incluyendo actividades como devoluciones, reciclaje, reparación de productos defectuosos y reutilización de materiales. Estos pasos logísticos se dividen en tres etapas fundamentales:
Cuando un cliente desea devolver un producto a una empresa, se inician las operaciones logísticas de acuerdo con la política de devoluciones para llevar a cabo el proceso. Esto implica la devolución del dinero al cliente y la planificación del recorrido que el producto debe seguir de regreso a la empresa.
En esta fase, se asigna un número de seguimiento al producto, lo que permite tanto a la empresa como al cliente seguir la ruta del artículo de vuelta a la empresa, de manera similar a la logística convencional.
Una vez que el producto llega al fabricante, se realiza una inspección de los productos devueltos por el cliente para clasificarlos en categorías como "producto incorrecto", "producto defectuoso", "insatisfacción del cliente", entre otros. Posteriormente, los productos pueden ser reparados u optimizados si es necesario.
Aunque no queramos, y por mucho que perfeccionemos todo el proceso de preparación y reparto de pedidos, es inevitable que se produzcan devoluciones. Un sistema de logística inversa bien ejecutado no nos va a suponer ganancias, pero un sistema mal definido si se traducirá en pérdidas.
Por eso, podemos tratar, no de los beneficios, pero sí de las consecuencias económicas de la logística inversa. Y la principal es que una metodología adecuada se traducirá en una reducción de costes y de tiempo. Lo que, lógicamente acabará generando tanto beneficios operativos como mejoras a nivel de reputación de marca.
Otro de los motivos por los que merece la pena dedicar algo de tiempo y dinero a perfeccionar este proceso es el cuidado del medioambiente. Cada vez es mayor la preocupación de las empresas y los Estados por no contribuir al deterioro medioambiental. Si se hace una buena gestión de residuos y desechos, se está contribuyendo a la protección del planeta.
Se favorecerá la reutilización de envases o la sustitución de materias primas por material reciclado, y, por ende, se impulsará la percepción de una marca que se preocupa por la sostenibilidad. Es este un beneficio que hay que estar dispuesto a lograr, por invisible que parezca.
La logística inversa consta de una serie de fases invisibles, que no suelen ser consideradas por el consumidor, pero que para la empresa le suponen la construcción de un complejo engranaje que determine el estado de los productos devueltos y estime la posibilidad de reutilización.
Existen dos grandes tipos de logística inversa:
Si hay algo que es absolutamente imprescindible tener en cuenta a la hora de articular un método de logística inversa efectivo son las tres ‘r’: reciclar, reutilizar y revalorizar.
Al referirnos a logística inversa, hablamos de la gestión de la devolución de productos desde el mercado hasta el fabricante o distribuidor. Algunos ejemplos de este proceso incluyen:
Puede parecer una trivialidad, pero en el momento en el que una empresa decide implicarse en el desarrollo de un proceso de logística inversa, lo primero que ha de hacer es analizar el que ya tiene. Es decir, analizar las devoluciones se han producido hasta el momento y examinar de qué manera éstas se gestionan. Por tanto, para empezar se debería analizar el sistema actual y decidir, si bien plantear uno de cero, o si el actual es una buena base sólida sobre el que construir el nuevo.
A partir de aquí, lo principal es crear un plan de devolución claro, específico y único. Un sistema fijo en el que todo el mundo en la empresa, del personal que participará en algún momento del proceso, conozca de principio a fin. Debe ser un proceso claro y debe estar controlado desde la persona que, al teléfono, recibe la llamada de un cliente insatisfecho; hasta por el operario de almacén que cogerá la carretilla para llevar ese producto devuelto a donde corresponda, y, por supuesto, por todos los intermedios.
Del mismo modo, es muy importante tener en cuenta que no todos los elementos devueltos irán al mismo sitio. Por una parte, están los materiales que se envían, como ya hemos comentado, para reciclar o destruir. Deberá existir otro flujo para los productos devueltos. Dentro de la logística de devoluciones, los paquetes tendrán destinos diferentes. Algún elemento defectuoso puede ir a la zona de reparación o, si se ha cometido un error en el pedido, deberá volver al almacén. En ese caso concreto, se deberá realizar el envío de manera correcta. Por ello, todas estas posibles variables y circunstancias han de estar contempladas en el sistema de logística reversa, como también se conoce a este tipo de sistemas de devoluciones.
En ocasiones, para el correcto funcionamiento del proceso de devoluciones, puede llegar a ser necesaria la habilitación de un centro de devolución o recolección. Todo dependerá, por ejemplo, del espacio disponible en el almacén.
Por supuesto, como en todo proceso que se lleve a cabo de forma parcial o total en la gestión diaria del almacén, los equipos de manutención que estén operando son cruciales. Dentro de ellos tenemos que hablar, cómo no, de las carretillas elevadoras. En Toyota disponemos de una amplia gama, donde seguro que encontrará el modelo ideal para la gestión de un adecuado sistema de logística inversa.
Estos equipos están preparados para cubrir las necesidades actuales que en cuanto a sostenibilidad y ecología hoy en día nos atañen. En todos los casos respetan la normativa de emisiones y están al día con la Agenda 2030. La propia construcción, los motores y las energías con las que operan estas carretillas siguen la clara línea de favorecer el desarrollo sostenible.