Un factor común presente habitualmente en muchas organizaciones es la falta de tiempo para mejorar. La "abrumadora" carga de trabajo revierte en una supuesta falta de tiempo para poder aprender, analizar, reflexionar, y tomar decisiones que nos permitan evitar errores que se han cometido en el pasado, planificar lo que queremos hacer, investigar las razones de nuestros resultados no alcanzados y, en definitiva, mejorar.
Detrás del tantas veces oído “No tengo tiempo” se esconde la verdadera realidad: “No es mi prioridad”, “No lo quiero hacer”, “No me interesa”, … Pero en la mayoría de los casos no es cierto que no queramos mejorar, o al menos, no del todo.
Tras la realización de los primeros ejercicios prácticos de introducción al Toyota Production System solemos realizar esta pregunta a nuestros clientes:
- ¿Quién está interesado en mejorar?
Una abrumadora mayoría suele responder de forma positiva. Todos queremos hacer las cosas mejor.
Y, si esto es así, ¿por qué no lo llevamos a cabo? Para ello, es importante entender 3 elementos clave:
España es un país en el que tradicionalmente han proliferado muchas pequeñas y medianas empresas, generalmente faltas de una visión largoplacista, con una capacidad limitada de inversión y con poca influencia de corrientes de pensamiento y estrategia externas.
Con el tiempo, esto se ha traducido en una falta de conocimiento de los métodos de optimización de procesos y mejora continua, muy presentes en sociedades como la japonesa o la americana, tras el desarrollo del Toyota Production System en Toyota, o de su descubrimiento a través de las investigaciones del MIT y su posterior publicación de “The machine that changed the world” hace ya varias décadas.
No sólo los líderes deben encargarse de pensar en cómo mejorar. Todos somos responsables de buscar mejores resultados y de retarnos a superarlos día a día con nuevas ideas y formas de hacer las cosas. Es esta actitud la que nos permitirá mantener una ventaja competitiva.
De lo contrario, nuestra forma de trabajar, nuestros productos y nuestro modelo, se quedarán obsoletos con el paso del tiempo, o surgirán competidores que serán capaces de hacer mejor las cosas que nosotros, y que terminarán por quitarnos la posición ventajosa que una vez pudimos disfrutar.
Nuevamente, la presión por lograr altas productividades nos ha llevado a priorizar el “trabajo efectivo” frente al tiempo de mejora, reflexión o análisis que, a priori, puede parecer un tiempo perdido o no aprovechado del mismo modo. Pero actualmente sabemos de la alta competitividad que existe en la mayoría de los mercados, y la necesidad de mejorar continuamente con el fin de seguir siendo competitivos.
Más allá de esto, los líderes de las organizaciones deben concienciarse, dar ejemplo en sus organizaciones y convencer a sus equipos de la importancia de la mejora y dotarles de recursos para ponerla en marcha.
Como se puede observar en la ilustración que acompaña a este texto, hay numerosas ocasiones en que la falta de tiempo nos puede hacer ahogarnos en nuestro propio vaso de agua sin siquiera darnos cuenta.
Solo aquellas empresas que logran ser flexibles y resilientes y que son capaces de adaptarse a los nuevos métodos y oportunidades logran prosperar y mantenerse competitivas a lo largo de los años.
Entonces, ¿sigue sin tener tiempo para mejorar?