Dar el siguiente paso y pasar de la vaguedad a la precisión
En la realidad del entorno laboral, y sobre todo en almacenes, uno de los dilemas que más se plantea es la dificultad en hacer que la seguridad sea cuantificable.
Si bien es cierto que existen objetivos cuantificables como el de "CERO accidentes", el desafío radica en que en este caso hablamos de un objetivo de resultado. En otras palabras, solo se logra después de llevar a cabo prácticas o acciones específicas, y no necesariamente altera el funcionamiento general de la empresa. Aquí explicaremos como hallar y aplicar acciones e indicadores que nos permitan evaluar la seguridad en el al día a día del funcionamiento de un almacén.
Establecer metas u objetivos imprecisos da lugar a confusión en cuanto a las acciones a realizar, esto en realidad no hace más que crear procesos confusos y difíciles de llevar a cabo. Nos referiremos a la falta de precisión que vemos reflejada, por ejemplo, en palabras como "mejor" o "menos". Voy a hacer esto mejor, pero, ¿Qué quiere decir exactamente "mejor"? Solo un pequeño ajuste, como cuantificar el objetivo de cada acción, puede definir el comportamiento de forma inmediata. Examinemos cómo llevaremos esto a la práctica en el entorno laboral.
La importancia de una buena configuración en la base de la pirámide
Para garantizar que la seguridad sea cuantificable, es fundamental capacitar a los empleados para que informen sobre situaciones de riesgo o posibles interferencias en la seguridad. Estos informes de situaciones inseguras son la base de la pirámide y, por lo tanto, influyen en las acciones que se toman en cada operación.
Un ejemplo práctico puede ser el de llevar un registro de los arañazos o abolladuras que tiene cada carretilla elevadora. Mediante esta simple acción, no solo fomentamos la conciencia del operario sobre el cuidado de los equipos y obtenemos información sobre el estado de cada carretilla, sino que también obtenemos un indicador medible que nos permitiría tomar medidas en caso necesario.
Al fomentar la comunicación de incidencias, logramos que cualquier posible problema pueda ser analizado y, a su vez, el resultado de este análisis nos permitirá tomar las medidas necesarias en caso de ser requeridas. Para ello, será imprescindible establecer un protocolo de actuación que especifique de forma detallada cómo proceder y que es lo que se busca con cada acción.
Pequeños pasos que nos conduzcan a la mejora
Empezar por la concienciación, para continuar con el paso a la acción.
La mente humana tiene una tendencia natural de resistencia al cambio. Como norma general, cuando se nos plantea, el miedo a la novedad hace que tendamos a ponernos a la defensiva, buscando nuestra zona de confort en la seguridad de aquellas acciones, situaciones o cosas que ya conocemos. Para evitar el estancamiento sin romper los esquemas de las personas, lo más útil avanzar con pequeños pasos que nos conduzcan a la mejora, algo por lo el enfoque lean es conocido.
Fomentar la competitividad
Los retos y la competitividad son una forma de motivación, ya que despiertan en las personas la necesidad de demostrar que son capaces de superarlos. Por esta razón, implementar pequeñas metas alcanzables y fomentar la competencia en los procesos de mejora puede lograr que muchos se involucren en su consecución, de una manera controlada.
- ¿Quién ha hecho más experimentos para mejorar la seguridad?
- ¿Cuál equipo es el más abierto en la discusión de situaciones de riesgo?
- ¿Qué equipo guarda más el orden en su lugar de trabajo?
Proporcione oportunidades y medios para que los empleados puedan exhibir su progreso y sentirse orgullosos de los resultados obtenidos. Demuestre que un lugar de trabajo bien cuidado produce resultados mucho mejores, sobre todo cuando se trabaja bajo presión, ya sea por tiempos o por volumen de trabajo.
¿Le gustaría aprender más sobre implementar acciones medibles en su almacén? No dude en contactarnos, estaremos encantados de asesorarle.