El nivel de exigencia en logística es cada día mayor para las empresas, lo que implica la necesidad de optimizar y buscar la máxima eficiencia en todos los procesos de la cadena de valor. Y ahí es precisamente donde las baterías de ion-litio juegan un papel crucial.
Por su propia concepción y composición, las baterías de litio han demostrado su alta capacidad de almacenamiento de energía en espacios reducidos. Pensemos en el smartphone que todos tenemos en el bolsillo, que en el 99% de los casos vendrá equipado con una batería de litio que proporciona un alto rendimiento energético en un espacio increíblemente pequeño. No en vano la tecnología de baterías de iones de litio ha permitido, entre otras, la generalización de todo tipo de dispositivos móviles con capacidades y duración impensables hace unos años.
Una batería li-ion emplea como electrolito sal de litio, que puede ser “dopada” con cantidades pequeñas de otros elementos químicos para mejorar su rendimiento y durabilidad. Su principal ventaja respecto al resto de baterías es su capacidad para almacenar una gran densidad de energía en un espacio reducido. Además, soportan un elevado número de ciclos de carga y disponen de controladores electrónicos que aseguran su fiabilidad y seguridad.
Esto se traduce en menores pérdidas de energía en los ciclos de carga, mayor aprovechamiento de la energía almacenada y la capacidad de entregar máxima potencia en todo momento.
Somos conscientes de los desafíos que el incremento del comercio mundial, especialmente el comercio electrónico, suponen para la logística de cualquier empresa. Por eso, las nuevas tendencias apuestan por sistemas de baterías de ion-litio en contraposición con las baterías de plomo ácido, que pueden responder a las necesidades más exigentes y proporcionan mayor flexibilidad.
Además, la generación de calor de este tipo de baterías es más reducida y se mejora la capacidad de entregar un voltaje estable independientemente del nivel de carga. Esto permite una mejora de eficiencia de hasta el 30% respecto de las baterías tradicionales de plomo-ácido.
Una máquina dotada de este tipo de baterías puede ponerse a cargar en cualquier momento sin esperar a que la carga esté baja, ya que las recargas intermedias no afectan a la vida útil de la batería. Aprovechando los descansos habituales en la operativa, como la pausa del desayuno o para hacer un café, se puede mantener operativa la carretilla durante toda la jornada.
Baterías de última generación: Más seguras, eficientes y flexibles.
Las baterías están diseñadas para que su vida útil sea equivalente a la vida útil de la carretilla, sin necesidad de nuevas inversiones para mantener los equipos. Además, no es necesario disponer de segundos juegos de baterías o salas especiales de carga, lo que supone mayor espacio útil para su almacén y evitar desplazamientos improductivos.
Dado que las baterías pueden ser cargadas en cualquier momento sin esperar a que se agoten, las oportunidades y tiempos de carga son mucho más flexibles y pueden adaptarse a las diferentes rutinas de trabajo de cada cliente, para maximizar el tiempo de operación de las carretillas.
Si desea aprender más, en este artículo damos respuesta a las preguntas más frecuentes sobre la utilización del litio como fuente de energía en carretillas elevadora.
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