Los robots móviles autónomos o AMR (por las siglas en inglés Autonomous Mobile Robots) son unos aparatos de alta tecnología que cada vez se usan más en logística, debido a que son capaces de realizar diversas tareas en los almacenes de forma autónoma, es decir, sin que sea necesario que nadie los dirija.
Los robots AMR están dotados de elementos como cámaras, sensores anticolisión o escáneres, los cuales les permiten moverse por el almacén con total seguridad, detectando y sorteando cualquier obstáculo que se encuentren en su camino.
Normalmente, la flota de robots móviles autónomos de un almacén está controlada por un software, con el que se pueden seleccionar las rutas más eficientes para el movimiento y el transporte de mercancía e, incluso, programar tareas de mayor complejidad, como podría ser el picking (preparación de pedidos).
Existen diferentes tipos de robots móviles, cada uno de ellos especialmente diseñados y configurados para realizar distintas funciones. Los más comunes son los robots móviles para picking y los de clasificación.
Este tipo de robots AMR realizan funciones automáticas de picking o preparación de pedidos. Estas tareas pueden ser tanto de hombre a producto (el robot móvil se comporta como un carro picking que acompaña, de forma autónoma, al operario), como de producto a hombre (el AMR mueve la estantería donde se encuentra el producto y la desplaza hasta una estación de picking).
Estos AMR disponen de un lector de códigos de barras o de QR, así como de una bandeja reclinable. Esto les permite clasificar los paquetes y colocarlos en la línea de salida que les corresponda. Posteriormente, en la estación de picking el operario deposita los paquetes en el robot y la maquina realiza, automáticamente, otro grupo de tareas: escanear la etiqueta, procesar la información y trasladar los pedidos a la zona de expediciones.
Los robots móviles autónomos destacan por su flexibilidad y facilidad de implementación en la cadena logística. El software de control permite una automatización de las tareas y la máquina es capaz de “tomar decisiones” y adaptarse a los cambios a partir de la información de su entorno. Por ejemplo, puede distinguir entre una estantería fija o cualquier otro obstáculo permanente y un objeto temporal, como una carretilla y actuar en consecuencia de forma autónoma.
Otros aspectos destacables de estas máquinas son su cada vez mayor precisión y seguridad, gracias a los avances en tecnología de navegación. Así como también sus grandes posibilidades de conectividad: los robots móviles se integran con el resto de sistemas de almacén y la logística, logrando retroalimentarse. Esto posibilita que los robots puedan perfeccionar su funcionamiento progresivamente con la información que reciben y, a su vez, representan una fuente de datos adicional, de gran utilidad, sobre las operaciones logísticas que tienen lugar en el almacén.
Los robots autónomos AMR están pensados para trabajar a ras de suelo, nunca en altura, por lo que suelen operar con cajas o paquetes ligeros. Dicho de otro modo, están diseñados para la manipulación y el transporte de mercancía horizontal. Tienen una visión a nivel de suelo y pueden ajustar su ruta a cada situación. Esto es posible porque cuentan con sensores que les avisan de la existencia de un obstáculo u otra circunstancia imprevista.
Para trabajar en altura y con cargas voluminosas, que normalmente se colocan sobre pallets, podemos utilizar otra solución diferente: los vehículos guiados automatizados (AGV). Estos vehículos se mueven por el almacén realizando una navegación natural y predefinida (mediante un software, se programa el layout específico de cada almacén).
Los AVG utilizan puntos de referencia o elementos reconocibles dentro del almacén, como paredes, estanterías y otros objetos fijos, para calcular su ubicación y el recorrido que tienen que trazar.
Con el fin de asegurar una navegación segura y precisa, los AVG utilizan reflectores de alto contraste, que son unos elementos que se colocan en la nave o almacén, con el objeto de que un escáner determine la posición exacta del vehículo en cada momento.
En función de las necesidades de cada empresa o proyecto, será más práctico y rentable usar un tipo u otro de vehículo. Por ejemplo, los AGV tienen un coste menor y son más fáciles de implementar en aquellos almacenes donde el entorno no sufre apenas variaciones. Por el contrario, el robot AMR puede ser el elemento idóneo en un contexto donde no sea necesario trabajar en altura y las circunstancias cambien constantemente: modificaciones frecuentes en el diseño del almacén, aparición de obstáculos por sorpresa, tráfico imprevisible de carretillas o personas, etc.
En cualquier caso, algunas empresas trabajan con flotas que combinan los AMR y los AGV: todo depende del modelo de empresa, las características del almacén y de los requerimientos de cada situación o proyecto.
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