La cadena de suministro, Supply Chain Management (SCM por sus siglas en inglés), está compuesta por todas las actividades, medios, instalaciones y recursos humanos que participan en el proceso que comienza con la obtención de las materias primas para crear un producto, y finaliza con la entrega de ese producto (o la realización del servicio) al consumidor final. Se la conoce también como cadena de valor, puesto que, a medida que va avanzando, el valor de los productos aumenta. Repasamos a continuación 10 consejos para sacarle el máximo provecho.
En el centro de la cadena de suministro (en realidad, en el medio de los objetivos de cualquier empresa) ha de estar la satisfacción del cliente. Cada uno de los eslabones que forman esta cadena ha de funcionar en pro de lograr ese objetivo. Para ello, es imprescindible:
El objetivo principal de la cadena de suministro es asegurar la satisfacción de los clientes y contribuir al éxito general de la empresa. Para lograrlo, la cadena debe:
- Asegurar la entrega puntual y de alta calidad de productos y servicios.
- Optimizar y reducir los costos relacionados con el transporte, inventario y almacenamiento.
- Gestionar de manera eficiente el flujo de mercancías y los recursos humanos.
- Adaptarse de manera efectiva a situaciones imprevistas con planes de acción claros.
- Establecer una comunicación fluida y constante entre todos los participantes de la cadena.
La importancia de la cadena de suministro en los almacenes va más allá de simplemente evitar pérdidas innecesarias y optimizar los tiempos de distribución. En realidad, se trata de un pilar fundamental para el buen funcionamiento de toda la empresa. Un apropiado manejo de la cadena de suministro en los almacenes no solo garantiza la eficiencia en la entrega de productos, sino que también contribuye a la satisfacción del cliente y al éxito general de la compañía. Por lo tanto, la cadena de suministro en los almacenes no solo se trata de evitar pérdidas y optimizar tiempos, sino de impulsar el crecimiento y la prosperidad de la empresa en su conjunto. Asegurar que los canales de comunicación y coordinación estén alineados es también un beneficio de este tipo de proceso, facilitando el registro y la operación adecuada los almacenes que poseen los inventarios.
Estas son las 3 grandes áreas de una cadena de suministro. De cada una de ellas, obviamente, parten numerosas ramificaciones:
La gestión de la cadena de suministro se lleva a cabo a través de cinco fases clave:
Existen diferentes tipos de modelos de cadena de suministro:
Históricamente, se ha tenido en cuenta la cadena de suministro en un solo sentido: el que va de la empresa al cliente. Sin embargo, en la actualidad –y en gran medida por el auge del comercio online– el recorrido contrario ha adquirido una tremenda importancia. Es la logística inversa (gestionar las devoluciones) y tan importante es para que el cliente esté satisfecho como la cadena de suministro convencional. Cada empresa ha de instalar un sistema de logística inversa efectivo que, sí o sí, tiene que contar con lo que se conoce como “las 3 ‘R’”: reciclar, reutilizar y revalorizar.
Y, antes de entrar en las 10 recomendaciones para mejorar la cadena de suministro, hay que introducir, de manera somera, un concepto: calidad total. Es decir, reducir (o eliminar) los fallos y ganar en productividad. Ergo: buscar la perfección en todas y cada una de las fases para, de nuevo, conseguir un cliente satisfecho.
Hacer una buena planificación es vital para el correcto funcionamiento de la cadena de suministro y, para el buen hacer general de la empresa. El tiempo que se dedique a la planificación nunca será perdido, sino que redundará muy positivamente cuando todo se ponga en marcha. Dentro de esta planificación, es necesario hacer un ejercicio de planificación, lo que en inglés llaman forecasting: prever la demanda. Apoyándonos en la experiencia, en los estudios y en los datos, deberemos ser capaces de, en la medida de lo posible, adelantarnos a lo que va a pedir el mercado.
La organización es una de las ramas de la planificación. Un sistema organizado es capaz de adaptarse a los imprevistos, es moldeable y está preparado para la implantación de las siempre necesarias mejoras.
Es imprescindible saber si la cadena de suministro está funcionando cómo debe. Para ello, es necesario establecer una serie de indicadores de gestión (tiempos de entrega, daño en los productos, coste por conductor, etcétera) y también unos objetivos que, de no cumplirse, impelerán cambios.
Vamos entrando en aspectos más concretos. Uno de ellos es hacer una buena gestión de los inventarios y del stock. Para ello se pueden usar diferentes sistemas como el de lectura de códigos y Sistema de Gestión de Almacén (SGA), que es la base para disponer de la información necesaria en el momento adecuado.
De lo general a lo particular. Una correcta elección del envase y del embalaje (packaging) es un elemento pequeño dentro de la enormidad de una cadena de suministro, pero errar en él tendrá graves consecuencias. Escoger un embalaje correcto supone, entre otras cosas, ahorrar en costes y ganar espacio en el almacén.
Una mala elección de la ruta es capaz de tirar por la borda todo un excelente trabajo anterior. Tanto la elección del medio como del camino ha de ser acertada. Para ello, es muy aconsejable utilizar un Sistema de Gestión de Rutas (TMS – Transportation Management System) que esté conectado con el SGA.
Se ha repetido ya varias veces como uno de los elementos vitales en la cadena de suministro. El flujo comunicativo e informativo entre los distintos eslabones debe ser continuo y fluido para asegurar el éxito del Supply Chain.
Llegar a los acuerdos más beneficiosos con, por ejemplo, los proveedores, también es una parte de esta cadena de valor. Conseguir condiciones ventajosas será beneficioso para la empresa.
Aunque cada vez más la robotización llegue a las empresas –incluso a pesar de que automatismos empiecen a realizar labores que antes hacían las personas (sobre todo, funciones repetitivas y en ambientes extremos)–, los recursos humanos nunca van a ser prescindibles. Y tienen que estar preparados y formados para la función que se les encomiende en este nuevo paradigma.
La cadena tiene que ser flexible y, por ende, apta para ser modificada. La perfección no existe, pero, si la buscamos, nos quedaremos muy cerca de ella, que es lo mismo que decir que estaremos a punto de lograr la calidad total.
En este último punto es importante destacar un aspecto, y es que la logística se puede externalizar y subcontratar. Si no tenemos capacidad suficiente conviene tomar esta decisión. Ganaremos en flexibilidad y, además, convertiremos un coste fijo en variable, ya que se pagará por uso o unidad física.
Perfectamente podría entrar en la lista de consejos antedicha, pero, dada su importancia, merece un espacio único. La progresiva automatización de las empresas afecta a todas las partes de las mismas y, por supuesto, el almacén y la cadena de suministro son parcelas en las que juega un papel importantísimo.
A la cabeza de esa automatización está el sistema de gestión ERP (Enterprise Resource Planning), que, entre otros, abarcará al SGA. Un buen ERP analizará todos los procesos y los evaluará para que se sepa en dónde hay que mejorar.
Servirá para llevar un control exhaustivo de las existencias que hay en el almacén y la trazabilidad de las mercancías (para la que es imprescindible contar con un sistema de etiquetado eficiente). La automatización también llega, por supuesto, al transporte, de ahí esa estrecha colaboración continua que ha de haber entre el TMS y el SGA.
No hay que olvidarse de lo que será el futuro (que, en cierto modo, ya es el presente) de los almacenes y de la cadena de suministro: inteligencia artificial, Big Data y Business Intelligence (software que desarrolla toda la inteligencia artificial). Implantar estas tecnologías avanzadas en la cadena de suministro hará que se reduzcan costes, que se mejore la eficacia, que haya entregas más rápidas y que las previsiones sean más correctas (forecasting). En definitiva, una mejora general del proceso que, siempre, tendrá al cliente en el centro de todo. Calidad total.
En ese proceso de tecnologización de la cadena de suministro, un elemento imprescindible son las carretillas elevadoras. La automatización, la robotización y la inteligencia también han llegado a las carretillas. De ellas, ahora somos capaces de extraer información como el consumo energético; es más, Toyota Material Handling ya ha integrado la información energética de sus carretillas en el sistema de gestión de flota. Se obtiene un conocimiento de la carretilla que, por ejemplo, será muy útil para optar por alguno de los nuevos tipos de energía, como el litio o el hidrógeno.
Los sensores que llevan las carretillas también son inteligentes: capaces de adaptar la conducción al entorno en cada momento. Lo que hará que aumente la seguridad y la productividad. Porque con una carretilla automatizada, la cadena de suministro es más efectiva: hay menor flujo de material interno, más seguridad en los procesos y para los empleados, e, incluso, se evita el daño al material y a la infraestructura. Todo son ventajas.