El transporte intermodal es un sistema de movilización de mercancías que utiliza dos o más modos de transporte diferentes (como camión, tren, barco o avión) sin manipular la carga al cambiar de medio. Es decir, la mercancía permanece dentro del mismo contenedor o unidad de carga durante todo el trayecto.
Es decir, el transporte intermodal consiste en enviar una carga desde un punto de origen hasta un destino, combinando varios modos de transporte y sin necesidad de manipular ni dejar la mercancía en varios almacenes durante el trayecto.
A diferencia de los sistemas de traslado convencionales en los que los distintos modos funcionan de manera independiente, en la intermodalidad se combinan varios servicios de transporte para mejorar la eficacia de todo el proceso de distribución física.
Ventajas del transporte intermodal
El transporte intermodal aporta muchos y heterogéneos beneficios, siendo los más importantes:
- Envíos más rápidos: En la intermodalidad no hay que cargar y descargar la mercancía durante el cambio de modo de transporte, lo que conlleva operativas más rápidas.
- Seguridad de la mercancía: El transporte intermodal elimina el riesgo de pérdidas de stock. Al reducir la manipulación de cargas, la posibilidad de dañar los productos durante las operaciones de descarga y carga de mercancía, baja considerablemente.
- Flexibilidad: El empleo combinado de varios medios de transporte para un mismo recorrido facilita la gestión de los envíos. También permite que las compañías se beneficien de las ventajas de cada modo: desde la enorme capacidad de los buques marítimos hasta la flexibilidad del tránsito por carretera, pasando por la mayor rapidez del tráfico aéreo.
- Reducción de costes logísticos: Al combinar modos de transporte más económicos, como el ferrocarril o el marítimo, se logra una disminución significativa en los gastos operativos. Estos modos suelen tener tarifas más bajas por tonelada transportada, especialmente en largas distancias. Además, al reducir la manipulación de la carga, gracias al uso de contenedores estandarizados, se requiere menos personal, menos maquinaria especializada y se minimizan los errores humanos, lo que también reduce pérdidas y reclamaciones.
- Mayor velocidad y puntualidad: El transporte intermodal permite diseñar rutas más eficientes, aprovechando las fortalezas de cada modo. Por ejemplo, el tren puede cubrir grandes distancias rápidamente, mientras que el camión es ideal para la última milla. Al reducir los transbordos innecesarios y evitar zonas de alta congestión, se mejora la puntualidad y se acortan los tiempos de entrega, lo que es clave para sectores con alta exigencia de servicio.
- Mejor aprovechamiento de recursos: La planificación intermodal permite una gestión más inteligente de los activos logísticos. Se optimiza el uso de vehículos, contenedores y terminales, evitando tiempos muertos y mejorando la eficiencia operativa. Esto se traduce en una mayor rentabilidad y en una mejor capacidad de respuesta ante variaciones en la demanda.
- Estandarización y automatización: El uso de unidades de carga estandarizadas, como los contenedores ISO, facilita la automatización en terminales y almacenes. Esto permite implementar sistemas robotizados y tecnologías de control más precisas. Además, al mantener la carga en el mismo contenedor durante todo el trayecto, se reduce el riesgo de daños, robos o pérdidas, lo que mejora la seguridad y la integridad del producto.
- Trazabilidad y control de calidad: Los sistemas intermodales modernos integran tecnologías de seguimiento como GPS, RFID y plataformas digitales que permiten monitorear la carga en tiempo real. Esto mejora la visibilidad del proceso logístico, facilita la toma de decisiones y permite detectar desviaciones o problemas antes de que afecten al cliente final.
- Sostenibilidad y responsabilidad ambiental: El transporte intermodal promueve el uso de medios menos contaminantes, como el tren o el barco, que emiten menos CO₂ por tonelada transportada en comparación con el transporte por carretera. Esta reducción en la huella de carbono contribuye a los objetivos de sostenibilidad corporativa y mejora la imagen de la empresa ante consumidores y reguladores.
- Mayor resiliencia de la cadena de suministro (SCM): Al diversificar los modos de transporte y las rutas disponibles, se fortalece la cadena logística frente a eventos disruptivos. Esta resiliencia permite a las empresas responder con mayor agilidad ante crisis, cambios en la demanda o restricciones regulatorias, asegurando la estabilidad operativa y la satisfacción del cliente.
Cómo el transporte intermodal potencia la eficiencia de su cadena de suministro (SCM)
El transporte intermodal se ha convertido en una herramienta clave para optimizar la eficiencia de las cadenas de suministro modernas (SCM). Al integrar distintos modos de transporte, como camión, tren, aéreo y barco, sin necesidad de manipular la carga, permite reducir costes logísticos, mejorar tiempos de entrega y aumentar la seguridad.
Esta estrategia logística no solo facilita una mejor planificación de recursos, sino que también impulsa la sostenibilidad al favorecer medios menos contaminantes. Además, su flexibilidad ante imprevistos fortalece la resiliencia operativa.
El transporte intermodal es un aliado estratégico en la gestión logística global, mejorando la eficiencia de la cadena de suministro (SCM).
Toyota aplica el transporte intermodal para optimizar su cadena de suministro global, combinando trenes, barcos, aviones y camiones para reducir costes logísticos y emisiones. Esta estrategia respalda su filosofía Just-In-Time (JIT) asegurando entregas puntuales y eficientes. Además, mejora la trazabilidad y minimiza riesgos, alineándose con sus principios de calidad y sostenibilidad.