El cross-docking es un sistema de preparación de pedidos cuya principal característica es que la mercancía se recepciona y se carga en el medio de transporte al mismo tiempo, por lo que no es necesario incluir una etapa de almacenamiento intermedio.
En una estrategia de cross-docking, la mercancía permanece en el almacén por muy poco tiempo después de su recepción. Además, no es necesario colocar los productos en estanterías y se elimina el proceso de picking. De aquí viene el origen del término en inglés, que puede traducirse como “atravesar los muelles”.
El término cross-docking hace referencia a un tipo de preparación de pedidos en el que la mercancía se distribuye directamente al usuario, sin pasar por una etapa o periodo de almacenamiento previo.
De un modo muy simplificado, se podría definir al cross-docking como una técnica de logística consistente en recibir y transferir con rapidez y agilidad productos a través de un muelle, el cual se coloca en medio de dos camiones.
Quizás la principal ventaja del cross-docking es que permite ahorrar tiempos de manipulación y en consecuencia, reduce costes operativos y de mano de obra, puesto que se eliminan los procesos intermedios, que no aportan valor añadido. Esto redunda en un aumento de la productividad y de la eficiencia y, a su vez, reduce la posibilidad de que los productos perecederos caduquen.
El ahorro de tiempos, además, hace que el cliente pueda disponer del producto en menos tiempo, mejorando la percepción de marca, y repercute en un menor espacio ocupado en el almacén lo que se traduce en una optimización del espacio y los recursos.
La mecánica del cross-docking es, en realidad, muy sencilla: consiste en la colocación de dos vehículos de transporte y puertas de muelle en dos lados, haciendo las funciones de entrada y de salida. Esto posibilita trasladar la mercancía hasta el cliente final sin necesidad de almacenarlos, de forma ágil y rápida.
Con el cross-docking se prescinde de dos de las actividades más comunes en logística: el inventario o colocación de la mercancía en stock y el proceso de picking, es decir, la preparación de pedidos. Esto permite reducir la cadena logística a 4 sencillos pasos:
Existen tres grandes tipos de sistemas de cross-docking:
Es el modelo de cross-docking más básico y se caracteriza porque las unidades de carga son preparadas y organizadas por parte del proveedor, teniendo en cuenta las necesidades del cliente final. Por lo tanto, la intervención de los trabajadores del almacén es mínima: se limitan a recibir las mercancías y expedirlas tal y como están preparadas.
A diferencia del anterior, en el cross-docking consolidado las mercancías sí son manipuladas en el almacén para adaptarlas a los requerimientos del cliente final. Por este motivo, las unidades de carga se organizan y trasladan en pallets hasta un área de acondicionamiento. En dicho espacio, se examinan y preparan paquetes individuales, o bien kits de productos, en función de cómo deban ser entregados al cliente.
Normalmente, este sistema se utiliza cuando se ha producido alguna rotura del stock.
Se trata de un tipo de cross-docking más complejo, que implica una mayor coordinación y organización. Los pedidos son separados entre los que no necesitan ser acondicionados o adaptados y los que sí, pasando estos últimos a un área de preparación o de almacenamiento temporal.
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