La logística de salida es una etapa de la cadena de suministro destinada a asegurar la entrega del producto o articulo al cliente final, es lo que se conoce como última milla.
Esta fase de la logística abarca también la entrega de mercancía a otras instalaciones de la empresa, como almacenes intermedios, tiendas físicas, proveedores o centros de producción.
La logística de salida, también conocida como logística física o logística de distribución incluye los procesos de preparación y consolidación de pedidos, así como el empaquetado (packaging), la expedición y el transporte de los productos hasta el destino definitivo.
La logística de salida tiene como principal objetivo garantizar que los productos se entreguen en el tiempo acordado, en perfectas condiciones y en las cantidades estipuladas al cliente final.
Para lograr una logística de salida efectiva, las empresas deben optimizar distintas operativas del proceso logístico: preparación de pedidos, transporte o contratación de determinados servicios a operadores externos, entre otros aspectos.
Fases de la logística de salida
El proceso completo que configura la logística de salida puede dividirse en 4 etapas principales:
1. Preparación de pedidos
La preparación de pedidos consiste en organizar los productos demandados por los clientes en pedidos y prepararlos y acondicionarlos para que puedan ser expedidos, en el tiempo y las condiciones acordadas.
El destino final de estos pedidos puede ser, tanto el cliente final, como el centro de producción u otros almacenes o tiendas de la compañía.
Uno de los principales objetivos de la logística de salida es poder entregar el mayor número de pedidos, con el mínimo coste y en el menor tiempo posible. Todo esto se refleja en el ratio de la calidad del nivel de servicio.
2. Packaging (envase + embalaje)
Se trata del proceso de empaquetado y etiquetado de los pedidos, para que puedan ser enviados al cliente final. Durante este proceso se acondiciona el pedido, se elige el envase y embalaje adecuados, en función de las características de cada producto y se añaden las etiquetas de envío.
Con el fin de asegurar la trazabilidad de la mercancía y tener acceso a la información más precisa posible vinculada al envío, cada vez se utilizan más las llamadas etiquetas inteligentes. Estas incorporan códigos QR preparados para ser leídos por sistemas de radiofrecuencia.
3. Carga de la mercancía en el medio de transporte
Esta etapa de la logística de salida consiste en la colocación de los productos en los vehículos, normalmente una furgoneta o camión, pero también puede ser un tren u otro medio de transporte, para ser transportadas a su destino final.
Es importante realizar un mapa de carga, para aprovechar al máximo el espacio de carga (m3) de los vehículos, optimizar cada viaje y evitar que la mercancía pueda sufrir algún daño.
4. Gestión de la última milla
Se trata de la gestión el tramo final del transporte, es decir, la entrega efectiva de la mercancía al producto final. Esta última etapa de la logística de salida supone un gran reto para las empresas por muchos motivos.
El principal problema son las cada vez mayores exigencias de los clientes, que demandan una gran rapidez en la entrega y el cumplimiento estricto de los horarios pactados. Otro problema son los posibles daños que puedan sufrir los artículos por causas tan diversas como: golpes, accidentes, malas condiciones de transporte, alimentos perecederos que puedan estropearse fácilmente, etc.
Cómo optimizar la logística de la salida
Optimizar la logística de salida, ahorrando costes sin que la calidad del servicio se vea afectada, es un factor fundamental a la hora de determinar el margen de beneficios de la empresa y su nivel de competitividad.
Estas son las principales claves para lograr mejorar la logística de salida o distribución de la demanda:
1. Estimación de la demanda
El forescasting consiste en la estimación y previsión de la futura demanda de un producto o servicio. Para lograr unos datos fiables y lo más objetivos posible se utilizan históricos de ventas, previsiones del departamento de marketing y ventas e, incluso, datos calculados por aplicaciones de Big Data y otros software inteligentes.
2. Gestión de pedidos
Es importante que la empresa desarrolle un proceso o sistema eficaz para organizar, mantener un registro y realizar el seguimiento adecuada de los pedidos, con el fin de evitar desabastecimientos o roturas de stock.
3. Gestión del almacén
Para optimizar la gestión global del almacén, es imprescindible utilizar y manejar adecuadamente un SGA (Software de Gestión de Almacenes). Con esta herramienta informática es posible controlar, coordinar y optimizar todos los movimientos, procesos y operativas del almacén, así como obtener una trazabilidad en tiempo real de los artículos.
4. Packaging
El packaging tiene un impacto muy importante en el aprovechamiento de las instalaciones de almacenamiento y en los costes logísticos. Si el envase o el embalaje son demasiado grandes para los artículos que contienen, se desperdician recursos económicos y espaciales. De ahí la importancia de la selección adecuada de los materiales utilizados, volumen, forma, etc.
5. Planificación de rutas
La elección del medio de transporte: carreteras, ferrocarril, marítimo, aéreo o intermodal (combinado), así como la planificación adecuada de las rutas, tienen una repercusión muy importante en los costes finales del procesos logísticos de salida.
En esta cuestión, cobra una gran importancia la contratación de las agencias y sistemas de transporte adecuados. Lo mismo ocurre con la puesta en marcha de operaciones de externalización de operadores y procesos logísticos muy bien pensadas y correctamente planificadas.
En Toyota Material Handling contamos con todos los recursos necesarios para optimizar procesos de última milla. Nuestras carretillas, transpaletas y otros elementos de manutención están conectados directamente a un SGA para facilitar y automatizar el trabajo de almacén.
Además, hemos dado un impulso definitiva al trasporte de última milla con el desarrollo de carretillas adaptadas para conducir en ciertos entornos urbanos, como zonas peatonales. Todo ello sin provocar en el ambiente ningún tipo de huella medioambiental o acústica.