Los almacenes automatizados se han convertido en un elemento estratégico de primer orden dentro de la cadena de suministro y en un valor seguro para las empresas a la hora de generar valor añadido. Ante un mercado enormemente competitivo y con unos lead times (tiempos de entrega) cada vez más ajustados, las empresas apuestan por la automatización como fórmula para lograr una mayor productividad y prestar un servicio más ágil y eficiente.
Existen diferentes tipos de clasificación de los almacenes automatizados, según su volumen, tipo de mercancía, nivel de compactación, etc. Pero en este artículo nos vamos a centrar en las diferentes tipologías en función del nivel o grado de automatización.
Estos son los distintos niveles de automatización que pueden darse en una instalación logística:
Un almacén automatizado se diferencia de un almacén tradicional por estar dotado de equipos de manutención automáticos (conocidos también como robots), con capacidad para manipular la mercancía con la mínima intervención de los operarios.
Normalmente, un almacén robotizado incorpora tres tipos de máquinas con estas funciones:
No cabe duda de que la automatización influye muy positivamente en los niveles de productividad, ya que permite un flujo continuo de mercancía, pudiendo operar 24/7, sin interrupciones de ningún tipo.
Otra gran ventaja de las soluciones automatizadas es que optimizan todos los recursos, tanto personales como de maquinaria e instalaciones, lo que redunda en una mayor eficiencia en la cadena de suministro.
El ahorro de un bien tan preciado (y caro) como es el espacio está también garantizado con los almacenes automatizados, puesto que ofrecen la mayor capacidad de almacenamiento posible en un espacio limitado. Además, son flexibles, escalables y totalmente adaptables a las particularidades y necesidades de cada edificio o instalación.
Cabe destacar que los almacenes automatizados están concebidos para operar con una mínima intervención humana, aportando un gran seguridad para los operarios y la mercancía.