La logística abarca todas las actividades necesarias para que un producto pueda llegar al consumidor, desde el lugar donde se adquieren las materias primas hasta el lugar de su fabricación.
Con un enfoque completo e integral, la logística puede definirse como la gestión del flujo de materiales y de información en los productos o servicios de una empresa: desde los proveedores hasta el cliente. Dicha actividad debe realizarse de acuerdo con el nivel de servicio acordado y al menor coste logístico posible, en condiciones de just in time.
Una parte fundamental de la logística es la gestión de almacenes, que puede definirse como un proceso con las siguientes funciones principales:
Como hemos visto, la logística es un concepto muy amplio, que engloba a diferentes departamentos y profesionales en torno a un objetivo básico y primordial: garantizar el suministro continuo en las fechas y formas pactadas con los clientes de materiales, productos y servicios.
Para conseguir dicho objetivo es necesario un óptimo control del stock (inventario). De lo contrario, no es posible garantizar que los pedidos y servicios pactados con los proveedores y/o clientes se ejecuten de forma exitosa, ininterrumpida y fluida.
Otro aspecto clave de la logística es que actúa como enlace entre los diferentes actores de la cadena de suministro, con el fin de garantizar que se cumplan, en los tiempos acordados, etapas como: aprovisionamiento de materia prima, preparación de pedidos o asegurar que no haya retrasos en las entregas.
Para poder cumplir los objetivos comentados, la logística de una empresa debe cumplir las siguientes funciones:
La visión cada vez más integral y global de las empresas e industrias, la digitalización, el espectacular auge del ecommerce, las actuales necesidades y exigencias de los clientes y las nuevas normativas en materia medioambiental han provocado, en los últimos años, una radical transformación de la logística.
La nueva logística está cada vez más relacionada con el resto de actividades y departamentos de la empresa, por lo tanto, es mucho más global o integral. Estos son los conceptos en los que se sustenta la actual, y cada vez más digital y automatizada, logística integral.
Este concepto anglosajón sirve para definir el nuevo estilo de gestión de la cadena de suministro, que se caracteriza por su progresiva digitalización y la búsqueda de valor añadido con la incorporación de las tecnologías más vanguardistas. Los principales ejemplos son: la realidad aumentada, la inteligencia artificial o el blockchain.
La actividad de guardar y custodiar los materiales en un almacén es una de las actividades más importantes dentro de una cadena de suministro. Un proceso cada vez más digitalizado e, incluso, automatizado.
En línea con la apuesta por la sostenibilidad de gobiernos, empresas y la sociedad en general, la logística actual se caracteriza por un manejo de los materiales mucho más ecológico y circular. Se impone el reciclaje, la reutilización y la revalorización.
Una de las premisas básicas de la logística integral es la reducción de los costes operativos, siempre que se respeten los acuerdos alcanzados en cuanto a fechas de entrega o calidad del servicio.
Otro de los pilares de la logística es el transporte de los productos hasta el consumidor o proveedor final, usando para ello los recursos que sean necesarios, como el transporte de barrio o de última milla.
El Big Data, es decir, el análisis complejo de grandes cantidades de datos es fundamental para gestionar adecuadamente el flujo de información que se genera durante el proceso logístico a través de la cadena de suministro. Dicha información proviene de la propia empresa, los proveedores, los intermediarios y los clientes finales.
Es el lugar de salida de los productos una vez han sido dispuestos para la venta a los clientes. El punto de origen suele ser el almacén, aunque según cómo esté organizada la cadena de suministro, puede tratarse de la propia planta de producción.
Otro concepto clave es el destino, es decir, el punto en el que se entregan los materiales o artículos terminados a clientes y proveedores. El destino es siempre el punto final de la cadena logística.
La gestión del stock o inventario en la logística actual se caracteriza, a nivel operativo, por ser un proceso cada vez más tecnológico. En el plano organizacional, prima la llamada Ley de Pareto 80/20. Aplicado a la logística, este principio establece que, controlando, el 20% de los productos de los que disponemos en el almacén podemos controlar el 80% del valor de los productos almacenados. El objetivo no es otro que optimizar las tareas y el funcionamiento del almacén.
El concepto de logística inversa tiene cada vez un mayor peso específico, sobre todo con la popularización de las compras online de todo tipo de productos y servicios. Se trata de la gestión de las devoluciones por parte del cliente hasta llegar al proveedor o distribuidor.
En Toyota trabajamos con la aplicación de Toyota Production System (TPS), lo que nos permite garantizar un flujo continuo y uniforme, siguiendo el método just in time (solo producimos lo que se nos solicita). Gracias a este sistema, aseguramos la máxima calidad de nuestros procesos logísticos y, además, los mejoramos de forma continua.
A través de Toyota Material Handling ofrecemos asesoramiento y las tecnologías más avanzadas para ayudarle a lograr la mejor logística integral para su empresa, una cuestión imprescindible para lograr el éxito empresarial y la máxima satisfacción de sus clientes, socios y proveedores.
Podemos definir la última milla como el proceso de distribución que ocurre desde que los productos adquiridos llegan al centro logístico local hasta que se entregan al cliente.